Luego de un auspicioso comienzo, había olvidado mi blog, pues no se me ocurrían más películas que merecieran ocupar un lugar en él. Por supuesto que había malas. Es mas, 95% de las películas que se producen son basura, pero por algún motivo no destacaba ninguna en especial. Y es que en estos temas, soy exigente hasta lo obsesivo. Este blog se ha creado para reportar películas especialmente malas. Es decir, que no tengan mérito alguno posible. Ni actuación. Ni guión. Ni una sonrisa forzada al auditorio. Películas tan malas que rayen en lo obsceno. Desesperaba en mi búsqueda, cuando encontré que pasaban ESTO por televisión. Eureka. Había encontrado el siguiente crimen en celuloide.
PATCH ADAMS (Tom Shadyac, 1998)
Critico este adefesio desde el objetivo punto de vista que me permite mi profesión. ¿No lo sabían? Soy médico. Y en mis años de práctica he visto que un colega se pasee por el servicio haciendo necedad tras necedad. A los pacientes no les agrada eso. Ellos no quieren un payaso, de quererlo habrían ido al circo y no al hospital. Ellos quieren alguien al tanto de sus enfermedades. Que se las explique de manera que ellos las entiendan. Para 24 horas de huachaferías está el canal de Televisa, yo quiero un médico serio, competente, que lea medicina interna y terapéutica y no el libro gordo de Petete.
¿Como? ¿El personaje existió? Por supuesto. Hunter "Patch" Adams es un médico norteamericano, actor, activista social, diplomático, fundador del instituto Gesundheit, para manejo alternativo de enfermedades como el cáncer. Robin Williams (actor insoportable donde los haya), remueve todos los aspectos interesantes del personaje real y deja al bufón, limpio y llano, haciendo gala de un humor burdo e inocentón, llevando a cabo bromas y chanzas sin tener en cuenta lo ridículas o impensables que puedan resultar (el hombre confecciona una vagina gigante en la entrada del auditorio durante un congreso de ginecólogos – en una noche). En esta película no hay arte. Ni siquiera, aunque lo pueda parecer, buenas intenciones. La única intención era llenar la sala de cine con niños y sus padres, quienes al final seguramente habrían de comentar la moraleja de la historia, y lo malos y depravados que somos los médicos que no nos carcajeamos en la sala de enfermos terminales.
Después de ver esta película empecé a vomitar sin control y se me desencadenó tal diarrea explosiva que me tuvieron que llevar al hospital para rehidratarme. Tengan por seguro que, en ese momento de supremo sufrimiento, lo último que yo quería ver era a un idiota con nariz de payaso.
PATCH ADAMS (Tom Shadyac, 1998)
Critico este adefesio desde el objetivo punto de vista que me permite mi profesión. ¿No lo sabían? Soy médico. Y en mis años de práctica he visto que un colega se pasee por el servicio haciendo necedad tras necedad. A los pacientes no les agrada eso. Ellos no quieren un payaso, de quererlo habrían ido al circo y no al hospital. Ellos quieren alguien al tanto de sus enfermedades. Que se las explique de manera que ellos las entiendan. Para 24 horas de huachaferías está el canal de Televisa, yo quiero un médico serio, competente, que lea medicina interna y terapéutica y no el libro gordo de Petete.
¿Como? ¿El personaje existió? Por supuesto. Hunter "Patch" Adams es un médico norteamericano, actor, activista social, diplomático, fundador del instituto Gesundheit, para manejo alternativo de enfermedades como el cáncer. Robin Williams (actor insoportable donde los haya), remueve todos los aspectos interesantes del personaje real y deja al bufón, limpio y llano, haciendo gala de un humor burdo e inocentón, llevando a cabo bromas y chanzas sin tener en cuenta lo ridículas o impensables que puedan resultar (el hombre confecciona una vagina gigante en la entrada del auditorio durante un congreso de ginecólogos – en una noche). En esta película no hay arte. Ni siquiera, aunque lo pueda parecer, buenas intenciones. La única intención era llenar la sala de cine con niños y sus padres, quienes al final seguramente habrían de comentar la moraleja de la historia, y lo malos y depravados que somos los médicos que no nos carcajeamos en la sala de enfermos terminales.
Después de ver esta película empecé a vomitar sin control y se me desencadenó tal diarrea explosiva que me tuvieron que llevar al hospital para rehidratarme. Tengan por seguro que, en ese momento de supremo sufrimiento, lo último que yo quería ver era a un idiota con nariz de payaso.
2 Comments:
Y... es una pelicula, que estomago tan frágil para dejarse afectar por una pelicula cuyo guion parece haber sido escrito por el Verdadero Patch Adams... a mi parecer te dejas afectar mucho por una pelicula que solo vieron niños y ... bueno el mismo Patch Adams.
Que bueno que estudio Biología, aunque no caería mal que uno de los catedraticos se pusiera una nariz roja de payaso.. oh claro, lejos de ti para evitar malos....efectos.
*Esto es escrito sin ningun animo de ofender, solo de criticar.
Saludos.
Juana.
Me dio mucha risa el comentario, es una película que no me es muy atractiva, pero no se si al punto de vomitiva... lo que si estoy seguro es que a un niño le ayuda mas la "risoterapia" instituida por Patch Adams que a un adulto, que prefiere alguien que corresponde a las características que apuntas. Por algo los clowns visitan a los niños y no a los adultos. Creo que faltaba hacer esa salvedad para no herir suceptibilidades o para que se entienda por que parece tan estupido ante los ojos de un colega medico (como los que veiamos en la misma pelicula) o casi imposible ante los expectadores escépticos (como yo) una película como Patch Adams.
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