PHAT GIRLZ (2006)
Director de nombre impronunciable y mención irrelevante
¡Una comedia ligera! ¿Porqué figura en esta lista? ¿No indultábamos de inicio la vulgaridad de las comedias norteamericanas promedio, por el simple y valioso hecho de que nos hacen reir?
Bueno, amigo cinéfilo, éste esperpento ha cometido numerosos crímenes en contra de quienes hemos tenido la desgracia de verlo, que le han hecho acreedor de una mención en nuestra lista (aparte del hecho de que no hace reír).
Ser gordo no es bonito. Con el perdón de quienes se vean aludidos, tener la cintura más grande que el tórax es una desgracia social y de salud. Quien es obeso no debe sentirse orgulloso por ello, del mismo modo que quien es diabético no tiene porqué olvidarse de todo y vivir "como Dios lo hizo". Ambas son personas enfermas, con un desorden metabólico o de alimentación, viven menos años y son menos felices, en promedio, que las personas que mantienen un peso saludable.
La peli en cuestión cuenta la fábula de una obesa african-american woman, cuyos sueños de realización profesional y sentimental se ven obstaculizados por sus toneladas de grasa corporal. Es entonces cuando, humillaciones y chistes de dudoso humor de por medio, gana unas vacaciones en un hotel cinco estrellas, donde conoce a un hercúleo galán que queda prendado de ella, ignorando a su prima delgada y fashion (que está más buena que la madre Teresa de Calcuta), y que le enseña a quererse y valorarse tal como es. Vamos, que hasta me parece oír a Cristina Aguilera, desde su Olimpo de figuras perfectas como ella sola, cantarle “you are beatiful” a las paquetonas, feazos, frikis y demás estética y socialmente impedidos que salen en su video. Es así que en los quince minutos finales se cumplen todas las expectativas de la protagonista, incluida una aceptación a nivel mundial de la obesidad como patrón de la moda. Hasta toma un avión con sus amigas (la verdad es que no vi la necesidad de que se subieran a un avión, ya que en esta película los chanchos vuelan) y llega hasta Nigeria, donde se matrimonia y es debidamente cepillada por el galán que la valoró desde un inicio.
No tengo nada en contra con la gente obesa. Al contrario, me siento más próximo al bando de los socialmente limitados que de los obsesos de la moda y del maquillaje, vegetarianos estrictos, esclavos de gimnasio y demás seres igualmente detestables. Pero me parece una enorme inocentada, por no decir una cachetada a la gente que vive la tragedia griega de ser obeso, pretender que, de la noche a la mañana, los cánones de lo visualmente atractivo van a cambiar a favor de la balanza. Eso probablemente no pase nunca. Somos humanos, somos egoístas, somos vanidosos. Tendemos a valorar las cosas por como se ven. Eso no va a cambiar. Así que amigos con sobrepeso, busquen una solución a su problema. Créanme que sé lo fácil que es decir baja de peso y otra cosa hacerlo, pero tengan por seguro que, de llegar a un final feliz, su recompensa será mayor aceptación social, mayor respeto, mayores oportunidades laborales, mayor chance de atraer al sexo opuesto, mayor amor por uno mismo. Y, aunque a algunos les parezca poco relevante, mayor esperanza de vida y de salud.
Director de nombre impronunciable y mención irrelevante
¡Una comedia ligera! ¿Porqué figura en esta lista? ¿No indultábamos de inicio la vulgaridad de las comedias norteamericanas promedio, por el simple y valioso hecho de que nos hacen reir?
Bueno, amigo cinéfilo, éste esperpento ha cometido numerosos crímenes en contra de quienes hemos tenido la desgracia de verlo, que le han hecho acreedor de una mención en nuestra lista (aparte del hecho de que no hace reír).
Ser gordo no es bonito. Con el perdón de quienes se vean aludidos, tener la cintura más grande que el tórax es una desgracia social y de salud. Quien es obeso no debe sentirse orgulloso por ello, del mismo modo que quien es diabético no tiene porqué olvidarse de todo y vivir "como Dios lo hizo". Ambas son personas enfermas, con un desorden metabólico o de alimentación, viven menos años y son menos felices, en promedio, que las personas que mantienen un peso saludable.
La peli en cuestión cuenta la fábula de una obesa african-american woman, cuyos sueños de realización profesional y sentimental se ven obstaculizados por sus toneladas de grasa corporal. Es entonces cuando, humillaciones y chistes de dudoso humor de por medio, gana unas vacaciones en un hotel cinco estrellas, donde conoce a un hercúleo galán que queda prendado de ella, ignorando a su prima delgada y fashion (que está más buena que la madre Teresa de Calcuta), y que le enseña a quererse y valorarse tal como es. Vamos, que hasta me parece oír a Cristina Aguilera, desde su Olimpo de figuras perfectas como ella sola, cantarle “you are beatiful” a las paquetonas, feazos, frikis y demás estética y socialmente impedidos que salen en su video. Es así que en los quince minutos finales se cumplen todas las expectativas de la protagonista, incluida una aceptación a nivel mundial de la obesidad como patrón de la moda. Hasta toma un avión con sus amigas (la verdad es que no vi la necesidad de que se subieran a un avión, ya que en esta película los chanchos vuelan) y llega hasta Nigeria, donde se matrimonia y es debidamente cepillada por el galán que la valoró desde un inicio.
No tengo nada en contra con la gente obesa. Al contrario, me siento más próximo al bando de los socialmente limitados que de los obsesos de la moda y del maquillaje, vegetarianos estrictos, esclavos de gimnasio y demás seres igualmente detestables. Pero me parece una enorme inocentada, por no decir una cachetada a la gente que vive la tragedia griega de ser obeso, pretender que, de la noche a la mañana, los cánones de lo visualmente atractivo van a cambiar a favor de la balanza. Eso probablemente no pase nunca. Somos humanos, somos egoístas, somos vanidosos. Tendemos a valorar las cosas por como se ven. Eso no va a cambiar. Así que amigos con sobrepeso, busquen una solución a su problema. Créanme que sé lo fácil que es decir baja de peso y otra cosa hacerlo, pero tengan por seguro que, de llegar a un final feliz, su recompensa será mayor aceptación social, mayor respeto, mayores oportunidades laborales, mayor chance de atraer al sexo opuesto, mayor amor por uno mismo. Y, aunque a algunos les parezca poco relevante, mayor esperanza de vida y de salud.